Hay ciudades que visitas y hay ciudades que te suceden. Que se te meten bajo la piel casi sin que te des cuenta. Girona, para mí, fue de las segundas. Llegué de casualidad y me quedé casi 5 años. No es solo porque sirviera de escenario como Desembarco del Rey o la ciudad libre de Braavos. Es algo más. Es el murmullo del río Onyar, la luz que se filtra por los...
